Resumen: Según Rosa Guitar
(1999), el juego es una actividad natural de niñas y niños, que les propicia
placer, satisfacción y diversión. Por lo tanto es una actividad motivadora en
sí misma. Es por ello que es común observar algunos juegos durante las
secuencias didácticas para propiciar el aprendizaje en los alumnos, no sólo en
las escuelas primarias, sino en todos los niveles educativos. En el presente
documento, les relataré mi experiencia al llevar a cabo el proyecto “100
alumnos dijeron” junto con mis compañeras de equipo, con niños de sexto, quinto
y cuarto grado de primaria, el cual se relaciona estrechamente con valores
universales y actitudes que los niños utilizan en su vida cotidiana para
resolver diversos conflictos.
Abstract: According to Rosa Guitar (1999), the game is a
natural activity for girls and boys, which provides them pleasure, satisfaction
and fun. It is therefore a motivating activity in itself. That is why it is
common to see some games during the didactic sequences to promote learning for
the students, not only in elementary schools, but in all educational levels. In
this document, I will tell you about my experience in carrying out the project
"100 students said" along with my teammates, with children in the
sixth, fifth and fourth grade of primary school, which is closely related to
universal values and attitudes that children use in their everyday lives to
resolve various conflicts.
A lo
largo de mi recorrido académico he vivenciado
que la mayoría de los maestros
que me impartieron clase de Formación Cívica y Ética lo hacían de manera muy
tediosa, ya que sólo nos ponían a leer textos (muchas veces sin sentido), a
copiar párrafos del pizarrón, o simplemente nos dictaban los conceptos de los
valores, que sólo memorizaba para resolver los exámenes, y que al poco tiempo
se me olvidaban, pues no los relacionaba con lo que pasaba en mi vida
cotidiana, es decir no resultaba significativo para mí. Pero al ingresar a la
escuela Normal de Zumpango, mi perspectiva cambió, ya que en el quinto semestre
de la licenciatura las clases me
resultaron muy interesantes pues con el Profesor Felipe García comenzamos a
resolver dilemas morales y discutir en torno a ellos. Ahora en el sexto
semestre con la maestra Ruth Sánchez Jaramillo formulamos diversos dilemas morales para los niños, los
cuales implementamos en la escuela primaria, dejándome en lo personal una buena
experiencia ya que los chiquillos se mostraron interesados. Pero lo que más me gustó del trabajo con la
maestra, fue el proyecto que desarrollé con mis compañeras Lupita, Areli y Antonia, el cual tiene por título “100
alumnos dijeron”. Es una versión editada por nosotras, del famoso programa de
concurso “100 mexicanos dijeron”, ya que las preguntas que implementamos sólo se trataron de
aspectos éticos (dilemas morales y valores), considerando que fueran viables
para que los niños de sexto grado (a quienes la actividad iba dirigida) pudieran responderlas de acuerdo a sus
características (edad y nivel cognitivo), ya que como lo menciona Josep Ma.
Puig Rovira y Miquel Martínez Martín (1989), el planteamiento de problemas
morales de la vida humana contribuye a
la formación de ciudadanos responsables y críticos. Además, la Planificación de
un currículo específico de educación moral, pone en juego: la información
pertinente para los educandos y las actividades que se les propondrán. Cabe
destacar que las reglas del juego fueron las mismas que las del programa
original, las cuales retomamos del juego de mesa con el mismo nombre.
Así
fue como el día miércoles 19 de junio del presente año pusimos en práctica el
proyecto en la Escuela Normal de Zumpango. Mientras mis compañeras colocaban el
material del juego, y acondicionaban el salón de matemáticas para llevarlo a
cabo, yo fui por los 10 niños de sexto grado (de dos grupos diferentes
distribuidos de manera equitativa), a la Escuela Primaria Tierra y Libertad,
los cuales se veían impacientes por descubrir lo que les teníamos preparado. Al
llegar al aula les pedí que se sentaran
en dos mesas, cinco niños en una y cinco
en la otra, dependiendo su grupo (“A” o “D”), les coloqué sus gafetes de
identificación personal y les solicité que le pusieran un nombre a sus equipos.
Al principio uno de los equipos no se veía muy entusiasta, pero cuando
comenzamos a motivarlos y mi compañera Lupita (conductora del programa) les
explicó la mecánica del juego y dio inicio, los alumnos se pusieron tan
contentos que hasta porras se escucharon en diversas ocasiones para apoyar a su
respectivo equipo. Ya que concluimos el juego, los niños nos pidieron que
siguiéramos jugando, así que implementamos nuevas preguntas, pero ahora en
relación a su escuela y sus gustos personales por las diferentes asignaturas.
Para ello se dio un receso de cinco minutos. Los alumnos ingresaron al aula y
se les proporcionó una hoja para que escribieran lo que sentían al jugar (en las cuales
plasmaron que se sentían muy a gusto, aunque los del equipo que perdieron
dijeron sentirse un poco tristes pero que les darían la revancha). Al poco
tiempo se comenzó nuevamente el juego, pero no pudimos terminarlo pues la
maestra Ruth nos dijo que los niños de quinto grado pasarían a jugar. Los
cuales también se mostraron muy
entusiastas y contestaron casi todas las preguntas. Ellos también querían
seguir jugando, pero ahora era el turno de los pequeños de cuarto grado. Para
ellos si tuvimos que adecuar las preguntas, ya que son más pequeños y no las
entenderían. Así que nos dimos un pequeño tiempo para tener todo listo
nuevamente, mientras tanto, Lupita les explicaba las reglas. Éstos chiquillos también se mostraron muy en
entusiasmados por la actividad, incluso no
querían retirarse, pero ya tenían que hacerlo, así que fui a dejarlos
con la responsable de regresarlos a su escuela, y posteriormente fui a buscar a
los que estaban a mi cargo (alumnos de sexto grado), los cuales me dijeron que
gustó mucho nuestro juego y que querían que pronto se repitiera.
Todo
lo relatado anteriormente en base al proyecto que desarrollamos, hizo que reafirmara mi convicción de que los
niños se muestran mayor interesados y motivados durante las clases cuando
implementamos juegos en las actividades, lo cual propicia que adquieran
aprendizajes de manera más ágil, pues como lo afirma Rosario Ortega (1992), el juego y
el aprendizaje están estrechamente
relacionados, ya que provoca interés y motivación. Por ello durante mis
jornadas de práctica en la escuela primaria, y en particular en las clases de
Formación Cívica y Ética seguiré llevando a cabo actividades lúdicas para los
alumnos, al plantearles dilemas morales
que se relacionen con su vida cotidiana, pues como lo dice Jules
Ferry (1883) el aprendizaje de la moral en los
alumnos se manifiesta en
los actos, juicios y decisiones que toman al estar en contacto con situaciones
de la vida escolar y cotidiana, pues es donde se verán los furos de su
enseñanza.
Referencia bibliográfica
Guitart Aced, Rosa (1999), “El
juego: fuente de aprendizaje y herramienta educativa”, en jugar y divertirse
sin excluir. Recopilación de juegos no competitivos, Barcelona, Gráo, pp. 7-12.
Puig
Rovira, Josep Ma. y Miquel Martínez Martín (1989), “Educación moral y
curriculum escolar” y “Actividades específicas de educación moral”, en
Educación moral y democracia, Barcelona, Leartes (Pedagogía, 62), pp. 171-17.
Ortega Ruiz, Rosario (1992),
“Juego investigación e intervención educativa”, en El juego infantil y la
contrucción social del conocimiento, Sevilla, Alfar (Alfar universidad, 67.
Serie Investigación y ensayo), 1992, pp. 203-237.
Jules
Ferry (1883), “Circular dirigida a los maestros, referente a la enseñanza moral
y cívica. París, 17 de noviembre de 1883”, tomando de la página de Internet de
la academia de Gerenoble, Ministére de Ieducation nationale, de le recherche et
de la technologie, Francia, pp 1-9.
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